INCIDENCIA POLÍTICA
Objetivo principal
La incidencia política se refiere al cambio específico que una organización quiere efectuar o instalar en el ámbito de lo público. Debe ser mensurable y explicitar lo que se va a realizar, dónde, cuándo y con quién (Save the Children, 2007). Ejemplo: En 2012, el 50% de los niños menores de 5 años de las zonas rurales del país tendrá acceso a un servicio de salud de alta calidad.
Objetivos secundarios de la incidencia política
Se trata de resultados que la organización se propone alcanzar, aunque no en forma prioritaria. Acompañan al o los objetivos principales, ya sea como consecuencia deseada o inesperada. Pueden ser tanto internos como externos (McKinley y Baltazar, 2005).
Siguiendo con el ejemplo anterior, algunos objetivos secundarios podrían ser:
• Generar debate público sobre el acceso de los niños en zonas rurales a sistemas de salud de calidad
• Sensibilizar a funcionarios (as) que trabajen en municipios en zonas rurales acerca de la importancia de garantizar el acceso de los niños al sistema de salud
• Generar alianzas con otras organizaciones, que trabajen tanto a nivel local como nacional, en la defensa de derechos de los niños.
¿Qué tipo de incidencia queremos tener?
Para ayudar a definir el objetivo principal, es útil considerar las siguientes modalidades de incidencia que son las más frecuentes:
• Instalar un tema en la agenda política: “Instalar la necesidad e importancia del reciclado de residuos en las agendas municipales.”
• Aumentar el uso de la investigación y evidencia en los procesos de toma de decisiones: “Lograr que se mida el esfuerzo presupuestario educativo jurisdiccional como criterio para asignación de nuevos recursos.”
• Enriquecer el análisis y los debates sobre políticas específicas: “Producir y presentar en comisiones legislativas documentos de políticas con recomendaciones sobre cómo incorporar la perspectiva de género en una nueva ley laboral.”
• Aumentar la participación de OSC (organizaciones de la sociedad civil) y ciudadanía en procesos de políticas: “Implementar el presupuesto participativo en una localidad.”
• Promover una nueva política: “Propulsar la sanción de una ley de acceso a la información pública a nivel nacional.”
• Incluir opciones y propuestas en la formulación de una política:” Incorporar un mecanismo transparente para la designación de los miembros de un ente regulador de servicios públicos.”
• Promover reformas en políticas existentes: “Modificar el Consejo de la Magistratura para asegurar un equilibrio entre el poder político, el académico y el judicial y mejorar la elección y remoción de jueces, causas y fallos.
• Ayudar a implementar políticas: “Capacitar a funcionarios públicos del Ministerio de Medio Ambiente para que controlen el cumplimiento de una nueva ley de residuos.”
• Monitorear políticas: “Medir el grado de cumplimiento de la Ley de Financiamiento Educativo”
• Evaluar políticas: “Analizar los efectos de la implementación de un régimen de asignaciones familiares por hijo.”
Los distintos tipos de objetivos mencionados y sus ejemplos ayudarán a definir el objetivo principal. Al mismo tiempo, invitarán a reflexionar sobre las diversas estrategias que se llevarán adelante para lograrlo, ya que ellas dependerán de la naturaleza del objetivo (en efecto, las acciones que se deberán implementar para instalar un tema en la agenda pública, como por ejemplo una alianza con medios de comunicación, serán distintas de las que se llevarán adelante si lo que se busca es evaluar una política pública, como por ejemplo una alianza con una universidad de prestigio).
La definición del objetivo principal dependerá también del problema o los aspectos del problema que hayan sido identificados y seleccionados previamente mediante el análisis del árbol de problemas.
Como mencionamos, existen además objetivos secundarios que pueden ser tanto internos como externos (es decir con efectos dentro de la organización misma o fuera de ella). Estos son independientes del éxito o fracaso del objetivo principal; pueden cumplirse simultáneamente con él o en una segunda instancia. Entre otros, se pueden mencionar:
• Establecer nuevas alianzas con actores relevantes, tales como los medios de comunicación
• Ganar experiencia al interactuar con el
Estado y con organismos internacionales
• Enriquecer el cuerpo de conocimiento sobre cómo opera un determinado espacio de políticas o un agente de políticas
• Aumentar el reconocimiento del valor de la organización por parte de los formuladores de políticas
• Incrementar la participación de grupos tradicionalmente excluidos en el proceso de formulación de políticas (mujeres, indígenas, campesinos pobres, jóvenes, entre otros).
• Comprometer a nuevos grupos de ciudadanos en los debates sobre políticas.
¿En qué aspectos se centrará el esfuerzo de cambio?
Otra manera valiosa de establecer los objetivos es teniendo en cuenta los diversos tipos de impacto posibles. Para ello, resulta útil la siguiente clasificación de tipos de cambios desarrollada por ODI (Overseas Development Institute).
Cambios de actitud. Se refiere a cambios en la forma en que los actores políticos piensan sobre un tema determinado. Por ejemplo, lograr que los formuladores de políticas sociales pasen de pensar en modelos asistencialistas a uno de protección social.
Cambios discursivos. Se refieren a los cambios en los discursos o relatos de los actores políticos. Reflejan una comprensión nueva o mejorada de una temática, incluso si no implica un cambio efectivo de la política o la práctica. Por ejemplo, lograr que los tomadores de decisiones en políticas sociales hablen de programas de transferencias condicionadas para mencionar a los planes sociales.
Cambios de procedimiento. Se refieren a cambios en la forma en que se llevan a cabo determinados procesos. Por ejemplo, la incorporación de consultas a otros actores, como OSC, en procesos que habían sido tradicionalmente más “cerrados, como incorporar audiencias públicas para determinados temas de políticas.
Cambios de contenido. Se refieren a los cambios en el contenido de las políticas; incluye a los documentos de estrategia, las leyes y los presupuestos. Se trata de cambios formales en el marco de una política determinada. Por ejemplo, lograr que el presupuesto destinado a educación ascienda del 5% al 8% del Producto Bruto Interno.
Cambios en el comportamiento. Se refieren a cambios más duraderos en la forma en que los actores políticos se comportan como consecuencia de los cambios formales e informales en el discurso, el proceso y contenido.
Por ejemplo, incorporación en la carta orgánica de un municipio de un Plan de Metas diseñado en conjunto con OSC locales que sirva para planificar las prioridades de las nuevas gestiones y, a la vez, como referencia para que las OSC puedan monitorear el trabajo.
Herramienta útil
Una vez que la organización llega a un acuerdo y define los objetivos principales de incidencia política, debería evaluar el grado de viabilidad del cambio propuesto. Presentamos a continuación una herramienta muy útil para el establecimiento de un objetivo razonable y viable de incidencia, punto clave para la formulación de un plan fructífero (Tejiendo redes globales, 2006).
CIBERGRAFÍA
https://www.youtube.com/watch?v=zetZd4okvU0



